Las olas significan el Oceano Atlántico. La estrella de David representa la migración judia que se inicio en 1492 con Cristobal Colón.

 

Congregación Israelita Mexicana del

" Kahal Kadosh Benei Elohim, A.C. "

(Comunidad de Vallejo)

RFC ante la SHCP: KKB861014VDA

Direcciones:

Sinagoga: Carusso # 254, ente las calles de Donizetti y Clave, Col. Vallejo, Alcaldía Gustavo A. Madero, Ciudad de México, México

Escuela yOficinas Generales:

Emperadores #168, Col. Portales, Alcaldía Benito Juárez, Ciudad de México, México

Correo Electrónico: kahalkadosh@outlook.com

 

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Antecedentes:

Los primeros judíos que llegaron a México lo hicieron de España, con Hernán Cortés, en 1519. Dos de ellos, Hernando Alonzo y González de Morales, fueron acusados de "judaizantes" y quemados en la hoguera, en un auto de fe, en 1528. Es de notar que la Inquisición en México aún no se fundaría sino hasta el 4 de noviembre de 1571. Los criptojudíos provenientes del sur de España, entre ellos la familia Carbajal, al ser descubiertos por la autoridades de la jerarquía católica decidieron inmigrar al norte de la Nueva España , donde fundaron la ciudad de Monterrey . Una de las muchas tragedias contadas por esta comunidad es el martirio de Doña Isabel de Carbajal, juzgada por denominarse a sí misma practicante del judaísmo ante el Santo Oficio.

Durante el siglo XVI llegaron judíos conversos (llamados también marranos o cripto-judíos) a costas mexicanas, que escaparon de la Inquisición y/o con ambiciones económicas iguales a las de sus contemporáneos gentiles . Ellos continuaron siendo perseguidos por la Iglesia durante otros 300 años.

Al finalizar la Guerra de Independencia, en 1821 , se abolió la Inquisición; sin embargo, la religión católica fue declarada religión única y oficial de la nueva nación.

A pesar de no poder declarar su fe en público, algunos descendientes de los cripto-judíos siguieron practicando costumbres mosaicas tales como el descanso el sábado, la abstención de la carne de cerdo, el prendido de velas el viernes por la noche y el rezo a HaShem . En el año de 1880 el señor Bonifacio Laureano Noyar comenzó a organizar una comunidad de descendientes de judíos conversos y llamó a todos aquellos que practicaban los rituales arriba mencionados.

Así, en 1920, se fundó la llamada Congregación Kahal Kadosh Bnei Elohim en Venta Prieta, una colonia de Pachuca, en el Estado de Hidalgo. . La primera sinagoga sefaradí se construyó en 1923, después del movimiento revolucionario , en la calle Justo Sierra 83 del Centro Histórico de la ciudad de México.

1. Siglos XVI-XVIII en Nueva España

En estos siglos de la Colonia, México era una sociedad caracterizada por un catolicismo de estado que no toleraba, por razones a la vez políticas y religiosas, ninguna otra religión. Esto mismo hacían las naciones no católicas y los mismos judíos cuando tenían el poder en sus manos. Ser católico en Inglaterra, Alemania o Estados Unidos no era más fácil que ser protestante o judío en la Nueva España. Era una lucha de intolerantes contra intolerantes. En estos siglos, pues, se puede hablar de presencia esporádica en México de judíos y protestantes, pero no de sinagogas o iglesias oficialmente establecidas y de carácter público. Si para los jueces de aquel tiempo los protestantes eran catalogados como herejes, también lo eran algunos españoles, “cristianos viejos”, que por influencia o no de las ideas protestantes negaban alguna verdad de la fe católica, y así vemos que tales personas eran también perseguidas como apóstatas, herejes y “dogmatizantes”, es decir que propalaban sus errores. También los indios ya cristianos que volvían a la idolatría, en un principio fueron procesados por los inquisidores, pero muy pronto quedaron fuera de la jurisdicción de la Inquisición. Esto sucedió formalmente en las instrucciones que dio el rey para el establecimiento formal de ese tribunal en México, con fecha del 18 de agosto de 1570, confirmadas por cédula de Felipe II del 30 de diciembre de 1573. Hay que aclarar también que la Inquisición no podía juzgar ni castigar a los judíos, propiamente dichos, es decir, a los que no habían sido bautizados. La medida que se les aplicó a éstos fue el destierro. En 1492 los Reyes Católicos habían expulsado de la península a los judíos y a los moros. Fernando e Isabel acababan de unificar los reinos españoles con su matrimonio y con la victoria sobre el último reino moro de Granada y veían la unidad religiosa como un requisito para la unidad nacional. Aunque durísima, la expulsión era realmente lo mejor que les podía suceder a los judíos españoles, dada la crueldad con que comenzaban a ser perseguidos por el mismo pueblo. Se les conminó, pues, a irse de España o a convertirse. Se calcula que se convirtieron unos 10,000 y que otros 110,000 salieron al exilio, más de la mitad de ellos a Portugal.

a) Judíos en la Nueva España

Muchos judíos se habían convertido voluntariamente ya desde antes de la amenaza de expulsión. De entre ellos o de sus descendientes salieron personajes muy importantes en la Iglesia católica, como santa Teresa de Jesús, fray Bartolomé de las Casas, fray Alonso de la Veracruz, fray Bernardino de Sahún; el mismo Fernando el Católico tenía sangre judía por parte de madre. Otros se convirtieron a fuerzas pero seguían practicando en secreto su antigua fe y seguían en contacto con los judíos del exilio, quienes los incitaban a retractarse de su conversión. Es importante mencionar que fue a estos judíos de conversión simulada, llamados judaizantes, a los que persiguió y procesó la Inquisición española, fundada por voluntad de los reyes como instrumento político, pues se les consideraba una especie de quinta columna en el seno de la España unificada. Por las mismas razones políticas, unidas a las religiosas, la Inquisición persiguió también a los católicos que se hacían protestantes. Las migraciones de españoles que se comenzaron a dar entonces a América, especialmente a la Nueva España, ofrecieron a los conversos una puerta de escape a la situación difícil de persecución que vivían en España.

Prácticamente es por medio de los procesos que les siguió la Inquisición como podemos darnos una idea más aproximada de la presencia de los judíos en México en esa época y ésta es la única razón por la que los vemos aquí a través de esa lente.

En el auto de fe de 1528 se dictaron nueve sentencias, de las cuales cuatro fueron a judaizantes (pues la Inquisición perseguía también otros delitos) y a dos de ellos se les condenó a muerte. Durante el tiempo en que fray Juan de Zumárraga estuvo al frente de la Inquisición, de 1534 a 1543, la Inquisición conoció de unos 148 casos, de los cuales diez fueron por judaizantes. Después de establecido el Tribunal de la Inquisición en 1572, en su cuarto auto de fe celebrado en 1577, se procesó a un tal Hernando Álvarez por judaizante. En 1579 se condenó a Garci González Bermeguero por “hereje judaizante, apóstata, protervo, pertinaz y negativo”. Para estos años, algunos autores hablan de unas 300 personas de origen judío en la Nueva España, las cuales estaban establecidas principalmente en los asentamientos mineros. No todos fueron perseguidos por la Inquisición, aunque sí estarían bajo vigilancia.

El reo más importante del auto de fe de 1590 fue el judío portugués don Luis de Carvajal y de la Cueva, llamado el Viejo. Carvajal llegó a México en 1567. Se dedicó a la ganadería en la región del Pánuco, viajó a España y regresó en 1580 provisto de una cédula real para poblar y gobernar el Nuevo Reino de León y con autorización de traer de España hasta cien pobladores para la nueva provincia. De ellos, entre miembros de su familia y otros, había un 75 por ciento de judíos conversos. Carvajal y sus familiares fueron acusados y procesados por la Inquisición de ser criptojudíos. Él se defendió negando las acusaciones, pero éstas probaron ser ciertas respecto a una hermana suya y a sus cinco hijos, uno de los cuales era Luis de Carvajal el Mozo. Carvajal el Viejo fue desterrado de las Indias pero murió antes de partir. Diferentes penas recibieron diez de sus parientes. En los autos de 1591 y 1593 fueron juzgadas otras cinco personas por judaizantes.

En el auto de fe de 1596, de 56 reos juzgados 32 eran judíos. Nueve de éstos fueron “relajados”, es decir entregados al brazo secular para su ejecución. Entre éstos estaban Luis de Carvajal el Mozo, su madre y sus hermanas, que habían vuelto a practicar la fe judía a pesar de su retractación de 1590. De un total de 16 condenados a muerte por la Inquisición en el siglo XVI, la mitad fueron por judaizantes; nueve de ellos de la familia Carvajal.

En el auto de fe de 1601 fueron reconciliados 22 reos acusados de practicar el judaísmo y otros dos fueron condenados a muerte. Nótese que a veces los acusados de ser judíos en realidad no lo eran. En 1603 fue procesado otro reo por su fe judía y se le dio por pena el destierro y una multa. En 1605, otro más.

La persecución contra los judíos dio un vuelco importante con una bula de Clemente VII del 23 de abril de 1604, misma que la Inquisición de México aplicó en su jurisdicción en 1605 y 1606. Dicha bula ordenaba que no se persiguiera a los judíos procedentes del reino de Portugal (a donde habían emigrado muchos de los expulsados de España), con tal de que no hicieran proselitismo. En virtud de dicho breve, fueron liberados los judíos portugueses que se encontraban en la cárcel. Sin embargo, esta disposición dejó de aplicarse hacia 1642, tal vez por el apoyo que los judíos prestaron a la sublevación de Portugal contra Castilla, y se les volvió a perseguir.

Por otra parte, en todo ese primer periodo del siglo XVII, de 1605 a 1642, la Inquisición mexicana decayó notablemente, sin embargo en los autos celebrados en ese periodo fueron enjuiciados por lo menos 15 judíos. En 1642 la Inquisición se reactivó. Por esta razón, sólo de 1646 a 1649 fueron castigados 190 judaizantes, de los cuales se relajó a 13 en persona y a 65 en ausencia, por haber muerto o haberse fugado. En 1659 fueron relajados otros seis. A partir de esta fecha, la persecución vuelve a amainar y los casos se vuelven muy raros, posiblemente porque muchos judíos por miedo o por convicción acabaron abjurando de su fe. La última condena a muerte aplicada a un judío se dio en 1699.

En el XVIII apenas si hay mención de los judíos en una Inquisición que, por lo demás, estaba ya muy apagada. No es sino hasta 1789 que fueron juzgadas dos personas por hacer proselitismo judío, aunque una de ellas lo negó. Probablemente más que judíos simplemente defendían algunas ideas que los jueces calificaron como afines al judaísmo. Se les aplicaron diversas sentencias, pero ya no la muerte, pues la última ejecución por mandato del Santo Oficio se dio en 1715.

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